A la mitad de este verso su nombre y de mi reloj, su figura.
En medio de la madrugada fría su abrazo y a la mitad del tiempo antes de partir de la cama su voz.
A la mitad de un domingo sin labores están nuestras pijamas, las pocas ganas del baño matutino y comida en montones que desconocen el equilibrio.
A la mitad justa de mis sorbos de café en la tarde está el color de sus ojos y en medio de la brisa su fresca presencia.
A la mitad de mi silencio su respiración y en el centro de mis angustias están sus chistes sin humor.
Cabe sin medios, partes ni mitades su risa en todo momento, su aliento a la mitad del llanto, y su tan suave aroma sobre la almohada.
A la mitad del hambre, un sorbo de agua y en un vaso de la misma está su refrescante paciencia.
Su mirada en el punto medio de mi horizonte y a la mitad de tantas penas sus caricias.
Sus manos en medio de las mías antes de emprender duros y pedregosos caminos, y como niña soñadora sus ideas de salvación a la mitad de mis dudas.
En medio del naufragio que le he propuesto como aventura está ella como brújula y sin llevar una decisión fragmentada ha extendido las velas de este barco.
A la mitad siempre de mis días, en medio de mis noches y mi tiempo, pero nunca a la mitad de este amor entero que cargo por ella
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