miércoles, 1 de mayo de 2019

La esquina de tu hombro

El frío que abarca mi alma en este momento solo recuerda algo de ti, la esquina de tu hombro.

La esquina en dónde un par de huesos propios de tu anatomía esconde secretos sobre mi, no hacen falta oídos para haber escuchado sobre mis pesares y lo mucho que distintas penas en la vida me pesan.

Las veces en que mi mejilla se apoyado sobre tu hombro enjuagada de lágrimas lavando de ese modo sus tristezas no han sido pocas, ha sido pañuelo biológico de lo que en mi alma ha dolido y como cofre secreto la guardado todo aquello que como lanceta me ha herido.

De la esquina de tu hombro extraño la punta cubierta de cartílago y piel, el color rosa de tu dermis y la fuerza con que sabe levantar mis angustias, la arquitectónica forma de tus músculos ante cada movimiento también parte de lo que en este momento para mí es ausencia. Aunque te conocí después de algunas marcas que sigo sin entender, se la forma de los trazos hechos líneas, curvas y colores que también sobre tu esquina existen, debo reconocer que no encuentro total fascinación por ellas pero que me permiten recordarte como a ningún otro ser.

Hecho de menos el encuentro entre mi pecho y tus hombros luego de días sin verte como también el instante antes de salir de casa y hacer de la despedida un abrazo. 

Cómo decirte que al dormir contigo antes de cerrar lo ojos veo tu cuello y al compás de tu respiración morfeo de su mano me va llevando con el y sobre la esquina de tu hombro me refugio. 

De menos estoy echando tus risas y tus besos entre almohadas teniendo por fortaleza la esquina de tu hombro. Derecho o izquierdo no importan, les amo y les extraño, les necesito ahora cuando tengo la nariz fría y entre tus brazos pudiera esconderme de la brisa.

Tú risa y tú abrazo, la esquina de tu hombro.

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