sábado, 11 de mayo de 2019

De su silencio

De su silencio me quedó el aliento tibio en las mañanas y también esa prenda vieja que usaba al dormir.
De su silencio me quedó su manía de tomar el cubierto entre los dedos y ese modo en que pasa su mano sobre su frente llena de sudor.

De su silencio me quedó el movimiento de su cabello contra el viento y su hombro contra mis mejillas al darme un abrazo.

De su silencio quedó la almohada que prefería en la cama y el tonto modo que tiene de doblar las piernas mientras dormía.

De su silencio está su locura inscrita en cada tono de color en los cuadros de la casa. 

De su silencio las notas musicales al tararear canciones viejas en la ducha. 

De su silencio pienso en las conferencias que tiene con morfeo mientras arruga la cara al dormir. 

También de su silencio de palabras tengo sobre mi espalda mapas descubiertos por sus caricias, todos hechos golfos y penínsulas. 

De su silencio guarde en mis manos sus lágrimas al sentir en sus hombros cargas más grandes que el peso del mundo. 

Ahora todo ha cambiado, me ha quedado todo eso de su silencio porque realmente es lo único que ha quedado luego de su partida, silencio. 

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