jueves, 13 de junio de 2019

La felicidad tiene cara de perro sabueso

Parece querer entrar a mitad del bosque sin que esto le sea problema, se hace valiente pero le tiembla la cola, de orejas al suelo parece llevar las penas y escucha a lo lejos pero no sé guía de consejos.
Si, tiene cara de perro, tolera frío y hambre por una caricia entre el pelo, batalla a costa de su amo si este le sirve un trago de agua.
No le importa si se moja las patas, no se queja nunca del camino, le ladra a las aves y cuando nadie le ve sonríe mirando al cielo mientras el sol se posa en su nariz.
Sigue un rastro que los demás han perdido, para eso es un sabueso, por genética sus ojos parecen escurridos y en su voz profunda se esconde cuando cree estar cerca de la meta.
Al aliento de casi hallar lo que busca, corre, no le detiene el cansancio o la lluvia, cruza el césped, pisa la humeda roca, le ladra nuevamente a las aves y sigue a toda marcha la felicidad con cara de sabueso.
De vez en cuando se le escabulle a su amo, se libra de las cuerdas y juega a ser feliz, tan solo juega pues sabe que su tarea es seria pero que algunas veces puede ser un cachorro.